La metáfora del objeto

Este comentario es de hace ya un tiempo, pero estos días de tanta casa y tanto ordenar cajones, los de madera y los virtuales, van saliendo las cosas que escribí y las que no.
Las que escribí, pues la voy metiendo por aquí, y las que no... estoy curándome, como el jamón, y esperando que surjan lonchas literarias.
Lo dicho, dejo aquí una loncha de una impresión duradera que me dejó Rene Baker.


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Rene te enseña con cariño y sutileza a quitar el prefijo in a los objetos y después ya no volverás a mirar de la misma forma tu taza del desayuno, un papel de periódico o las horquillas del pelo.
Ya no importa con qué objeto te relaciones porque no volverás a mirar igual a las personas. Sí, no me he equivocado, he dicho personas y no los objetos. No se puede enseñar la metáfora del objeto sin humanidad.


Rene te trata con el respeto de un acompañante. No modifica tu trayectoria, tan solo te advierte de estridencias y de piedras en el camino; pero deja para ti el el esfuerzo que has iniciado. Es difícil, muy difícil hoy en día encontrar quien te enseñe sin inculcarte. Pero Rene sabe hacerlo.
Rene parece amable y lo es. Pero no es una trampa, es que hace que te sientas cómodo para que generes torbellinos, movimiento. Para que terminar su curso no sea una tarea cumplida sino un a puerta abierta. Es una filósofa que pone tu mano en el objeto más insospechado que guarda, sin que tu lo supieras, la metáfora más hermosa.
He aprendido que cualquier objeto tiene otra mirada más. Que solo te miente quien no dice la verdad y un objeto lo pone más difícil. Que dentro de cada cosa IN-ANIMADA subyace la metáfora de la vida.
Y a parte de todo esto, lo he pasado muy muy muy bien, y sin olvidar una huevera, un sonajero de madera, la botella vacía, el candil blanco, la pipa, el cepillo de madera, la cafetera turca, la libreta roja, el encendedor, una polvera con forma de reloj, un metro y un collar de estrellas.

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