ÉTICA Y POÉTICA

Mi extraña experiencian con EL TEATRO DE LOS SENTIDOS el el proyecto Renéixer: ÉTICA Y POÉTICA.

El pasado fin de semana del 17, 18 y 19 de octubre participé en un curso de formación del Teatro de Los Sentidos. Fui seleccionado para continuar la formación del 3 al 7 de noviembre y además, participar como actor/habitante en las funciones. El viernes día 7 de noviembre decidí abandonar el proyecto.

Esto son los hechos. Pero los hechos son una cáscara vacía que no explica nada. No explican mi tristeza ni el velo de decepción que hay detrás de mis palabras. Y es por eso que quiero llenar con estas letras esa cáscara, quizá para vaciarme de ellas porque los sentimientos que las pueblan no quiero llevármelos conmigo.

El TDLS durante su formación nos ha mostrado lo que hacen y más importante, la manera de hacerlo: la forma que diferencia un mismo hecho de otro igual, el carácter de su trabajo. Nos han entrenado en la escucha, escucha activa y pasiva para poder entender a quienes recibimos, con quiénes nos comunicamos. Nos han sensibilizado en acompañar a los espectadores, viajeros los llaman, para guiarlos a sus propios rincones, a sus ilusiones y a sus sueños. Nos han mostrado su poética, la que ellos utilizan para derretir el hielo, para calentar la piel y penetrar en las almas de los viajeros. Nos han enseñado cómo intuyen, como miran, cómo lo importante está detrás de lo que enseñan y cómo lo que no se dice es más bello que lo que sí se dice. Ellos abren los poros del cuerpo en un ejercicio teatral. Nos han entrenado a preguntar.

Entonces ¿Qué convierte un acto en algo poético? Se formuló esta pregunta en el taller y aunque la magia era no llegar a la respuesta, quiero acercarme al detalle, a la estructura de la poética. O quizá sólo formular más preguntas.

¿Existe la poética sin la ética?

La poética es algo mu frágil que puede quebrarse con una mentira o con una verdad a medias. Por darle una imagen, es una rosa a la intemperie. Si no se cuida se rompe y se fragmenta en algo que solo es parte de lo que era. La poética ha de cuidarse como si cada pequeña parte de ella fuera un todo. Porque si no es así, si no se mima, la poética es un artificio, un acto banal que se vacía de si mismo, una quimera, otra cosa.

Por eso creo que lo que aprendí, que lo que me enseñaron era algo caduco, una trampa a los sentidos, un juego de ratones y gatos en un paisaje de ensueño.

Me explicaré un poco mejor. Y para ello he de entrar en los detalles y mi experiencia. Romper la cascara.
La última semana del taller trabajamos directamente en el espectáculo y lo que íbamos a desempeñar. Una hora de función aproximadamente. Tres funciones por día. Tres días a la semana. Tres semanas y un día más que caía en fiesta. Total, treinta funciones de una hora: ese es el proyecto.

Seis actores, un director y un productor por parte de El TDLS y cinco actores más seleccionados del taller. Pero habitábamos espacios diferentes. En mi caso, y sólo quiero centrarme en el mío, mis funciones, mi trabajo, estaba equiparado a varis actores del TDLS. Mi preparación para las funciones, lo que estaba ensayando, investigando... en definitiva, lo que se pedía de mí para que el espectador viajero realizara su viaje en el espectáculo era lo que se pedía de varios de los integrantes del TDLS.

Y aquí viene la fragilidad. Porque "el proyecto no tiene ningún presupuesto destinado ni por parte de Sant Sadurni ni por parte de TDLS a contratación de actores locales ya que desde el inicio se concibió la participación de las personas locales como un proceso de aprendizaje y de ofrecer y compartir también algo con el pueblo, no como un proceso de contratación".

Destinar, ofrecer y compartir tienen caras que no conozco. Al menos en este paisaje.

"No habrá ni altas en la seguridad ni contraprestación económica" me escribieron. Y la rosa se volvió pétalos sucios azotados en la intemperie.

He colaborado en muchos lugares y con mucha gente. Pero nunca me pidieron desempeñar funciones similares al elenco porque era eso: colaborar. Y espero que se me entienda, porque no es cuestión de cantidad sino de algo que se llama ética del esfuerzo. ética de la profesión y sobretodo se llama la dignidad de lo sincero.

Estoy triste. Pero estas palabras me desprenden del hecho y continuo mi camino. Aprendo, tropezando, que una verdad a medias no es una mentira, pero se parecen mucho. Nunca, hasta que yo lo pregunté, nadie me dijo lo que en este proyecto se entendía como colaborar.

Alguien ocupará mi lugar, siempre pasa. Y recibirá en cada espectáculo su porción de visitantes. Lo hará colaborando junto a otro que sí trabaja porque es gratificado económicamente. espero que el público viajero no note la diferencia porque todos pagarán lo mismo.

Ramón Pascual.
De profesión Actor, Titiritero y Director de Escena.

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